Gracias a la tecnología, o al afán de historiadora del que no puedo librarme, o a que era domingo y no había nada que hacer (por lo menos eso parecía en la casa de mi madre); el otro día me puse a ver unos videos realmente viejos. Diez años de edad tenían casi todos ellos. En uno, muy significativo por cierto de lo que vino siendo mi infancia-adolescencia, mi madre y yo teníamos una pelea de esas que eran cotidianas. No obstante su asiduidad, decidimos (más bien lo decidió ella, que era la única que decidía algo en ese entonces) retratar el evento. En él, se me veía a mi, con esos horribles doce años que me colgaban de todas partes, decirle, humildemente “vos estas enojada conmigo, no estés enojada conmigo”. Lamentable, por donde se lo mire. Hablarle al ojo de una cámara, detrás de la cual estaba mi madre; pidiéndole al ojo de la cámara que no este enojado conmigo. Lamentable. De hecho creo que el ojo nunca me escuchó, dado que nunca me favoreció mucho, ni él ni su amigo el ojo de la cámara de fotos. En fin, en eso estaba yo a mis doce años, pidiéndole a mi sacrosanta madre que no se enoje conmigo, cuando se me ocurrió esgrimir la razón que en ese entonces consideraba casi inapelable para que eso sucediera: “dale, vos sabés que yo te quiero”. A continuación ella sostenía un argumento que, gracias a la tecnología, una vez más, he de sostener diez años después en esta pantalla de LCD y en función de un SMS que me acaba de llegar con un “no voy a ir a tu casa” solapado de “cuántas cosas tengo para hacer”.
Es decir, diez años más tarde o diez años más temprano mi madre y yo nos preguntamos al unísono: “¿y cómo me doy cuenta que me querés?”. En ese entonces el argumento me azotaba diariamente y oh lala, hoy casi parezco tener doce años de nuevo pero al revés: Voila, tengo 22 y me pregunto cómo carajo me doy cuenta que alguien me quiere, mientras veo el video donde le contesto a mi madre: “porque te lo estoy diciendo”. A lo que ella contesta con otro gran emblema de mi formación emocional, que quien sabe donde habrá quedado en mi esquema cognitivo pero que definitivamente es el emblema que rige todo tipo de idea que tengo sobre el amor: “¿Y si yo te digo que te quiero y te doy con un garrote en la cabeza?”. Chan, qué momento. Mamá, primero, no estamos en la época de las cavernas, Segundo…emmmhhh…estemmm…no, no puedo debatir más ese argumento, es simplemente impecable en cuestión de lógica. A menos que… a menos que la gente tenga definiciones de amor tan distintas entre sí que puedan quererse a los garrotazos…lo que me llevaría a pensar en los hombres golpeadores, o las mujeres obsesiva-compulsiva o en todo tipo de especímenes que andan por ahí.
El touche final de este relato lo da mi contestación… allá lejos, en el 98: “pero yo hago cosas para que vos lo veas… te llevo el té con leche a la cama…” Más allá de la ternura que me invade cuando veo a mi obsecuencia inmortalizada en la pantalla, o la vaga idea de amor que en ese entonces tenía, lo que remata esa conversación con ella, y este post, y todos los post dedicados a la fisionomía de las relaciones es su contestación, magistral, impecable, inadmisiblemente suya, inconfundiblemente femenina: “lo haces porque yo te lo pido”.
He aquí el nudo fundamental del asunto: no sirve hacer cosas por el otro que el otro te pida, simplemente hay que hacer aquello que sabemos que el otro quiere que hagamos. Eso hará que el otro piense que lo queremos. La pregunta seria, cómo carajo sé yo qué significa para vos que yo te ame, que vos me ames y que la mar en coche cuando no haces lo que te pido, ni lo que no te pido, ni lo que me gustaría, ni ocho cuartos.
Ocho cuartos: 8/4. Eso da dos. Fucking número nuevo, estaba muy acostumbrada a pensar de a tres.
Es decir, diez años más tarde o diez años más temprano mi madre y yo nos preguntamos al unísono: “¿y cómo me doy cuenta que me querés?”. En ese entonces el argumento me azotaba diariamente y oh lala, hoy casi parezco tener doce años de nuevo pero al revés: Voila, tengo 22 y me pregunto cómo carajo me doy cuenta que alguien me quiere, mientras veo el video donde le contesto a mi madre: “porque te lo estoy diciendo”. A lo que ella contesta con otro gran emblema de mi formación emocional, que quien sabe donde habrá quedado en mi esquema cognitivo pero que definitivamente es el emblema que rige todo tipo de idea que tengo sobre el amor: “¿Y si yo te digo que te quiero y te doy con un garrote en la cabeza?”. Chan, qué momento. Mamá, primero, no estamos en la época de las cavernas, Segundo…emmmhhh…estemmm…no, no puedo debatir más ese argumento, es simplemente impecable en cuestión de lógica. A menos que… a menos que la gente tenga definiciones de amor tan distintas entre sí que puedan quererse a los garrotazos…lo que me llevaría a pensar en los hombres golpeadores, o las mujeres obsesiva-compulsiva o en todo tipo de especímenes que andan por ahí.
El touche final de este relato lo da mi contestación… allá lejos, en el 98: “pero yo hago cosas para que vos lo veas… te llevo el té con leche a la cama…” Más allá de la ternura que me invade cuando veo a mi obsecuencia inmortalizada en la pantalla, o la vaga idea de amor que en ese entonces tenía, lo que remata esa conversación con ella, y este post, y todos los post dedicados a la fisionomía de las relaciones es su contestación, magistral, impecable, inadmisiblemente suya, inconfundiblemente femenina: “lo haces porque yo te lo pido”.
He aquí el nudo fundamental del asunto: no sirve hacer cosas por el otro que el otro te pida, simplemente hay que hacer aquello que sabemos que el otro quiere que hagamos. Eso hará que el otro piense que lo queremos. La pregunta seria, cómo carajo sé yo qué significa para vos que yo te ame, que vos me ames y que la mar en coche cuando no haces lo que te pido, ni lo que no te pido, ni lo que me gustaría, ni ocho cuartos.
Ocho cuartos: 8/4. Eso da dos. Fucking número nuevo, estaba muy acostumbrada a pensar de a tres.
3 comentarios:
viste q yo te quiero comentar... pero ese 0 me da como fobia...
a mi tambien me daba fobia, pero ya q lo cambiaste ISABEL !! kiero mas posts !!! jajaja... besos !!
a mi me da fobia el dos(8/4), por eso agrego uno.... (ay leti, siempre tan conceptual)
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