viernes, 20 de junio de 2008

Escucha, Sandy


-Escucha Sandy: Todos los hombres son ratas. ¿Qué digo ratas? Son los piojos de las ratas, mucho peor que eso son las amibas de los piojos de las ratas. Son tan despreciables que ni los perros les morderían.

(Que quede claro: este no es un blog anti-hombres. Pero después de que una amiga me contó que su novio tiene una hija hace cuatro años... qué decir.)

((Y Sí, la cita es de Grease. Oh Sandy! ))

jueves, 19 de junio de 2008

Lex dura Let

He descubierto, casi horrorizada, una ley que resume los últimos 5 (sí, cinco) años de mi vida amorosa. A saber:

"En el preciso instante que empezás a creer que el flaco con el que estás está dejando de hacer sus cosas importantes por vos (lo que ahora lo convierte un ser insignificante sin vida que sólo te tiene a vos como motor de existencia), te deja porque sus cosas se han vuelto más importante que vos (lo que ahora te convierte en un ser insignificante sin vida que sólo lo tenés a él como único motor de tu existencia"

et voila!



(pero como dice mi amiga chizza, "con saberlo no alcanza".... lástima!)

martes, 17 de junio de 2008

The New Deal

Tiene sexo sin amor
No le gusta estudiar
No le agarran ataques de nerditud
No quiere ser independiente
No le molesta que le paguen las cosas
No lee literatura
No se preocupa en ahorrar plata
No quiere hacer actividad física
No quiere ir al psicólogo
No discute con su mamá
Vive en un barrio muy cool
Se pasa horas jugando a la computadora
Escucha reggae
Va a recitales
Saca la basura a cualquier hora
Compra cosas lindas para su casa
Quiere salir a pasear todo el tiempo
Tiene celular híper moderno
No quiere trabajar más
No planifica más
No cree más que la vulnerabilidad sea una buena idea.-

domingo, 15 de junio de 2008

Sex and the crying (SATC)

Fui a ver la película “must” de la temporada. Me puse mi cartera nueva (al fin encontré una que se ajustara a mi sentido de la femineidad…) y un poco de perfume, y me dispuse con unos entrañables amigos (que también son un “must” en mi vida) en uno de esos cines a los que voy una vez al año (cuando la ocasión o la voluntad de otros a invitarme lo amerita).

Como toda película hollywoodense (y más si trata de mujeres) (y más si trata de amor) la película “must” tiene un momento “crying”. Tiene unos cuantos, a decir verdad. Sin embargo, a la hora y pico de que mis amigos confirmaran que “no tengo sentimientos” porque no se me había movido un pelo; el malo de la película envía un e-mail de amor. Debe ser que estoy esperando uno hace días, o semanas, o meses. O porque el malo de la película finalmente dice lo que estoy esperando que me digan hace años: “la cagué pero te amo”. No se por qué, pero fue entonces donde descubrí que estaba siendo presa de un momento “crying” y percibí que, sutilmente, una lágrima arrimaba a mi pupila. Claro que si yo caí en la trampa del momento “crying”, no fui la única. La chica que teníamos sentada al lado se despachó con un grito de congoja ensordecedor que me impidió seguir experimentando sensaciones de tristeza para empezar a experimentar sensaciones de vergüenza ajena.

El grito de la chica fue tan ridículo, tan vergonzoso, que empecé a reírme a más no poder, pero como estábamos en el cine (la película seguía) y la chica estaba sentada al lado (justo al lado) no podía reírme a carcajadas, entonces quise disimular la carcajada, infructuosamente. Además, como el momento “crying” continuó, el sonido de la película era poco y suave, con lo cual se hubiera notado mucho que mi risa se refería al llanto de la loca que tenía por vecina de asiento. Por lo que, al tanto contener mi reir, empecé a llorar de risa. Dado que se me confundieron las lagrimas de risa y de llanto, todo el momento quedó desfigurado. Hasta que empecé a toser (porque también además de estresada y triste, estoy enferma). Después de unos 10 minutos de conjugar sentimientos contradictorios con fluidos otorrinolaringológicos, pude seguir viendo la película. Claro que luego, evite emocionarme.

Y bien, así fue que una imbécil me arruinó mi momento sensible de la semana. Sí, también hay otros imbéciles por ahí que se empeñan en arruinarme la semana o directamente se las ingenian para arruinarme la sensibilidad por completo. Pero esa es otra historia. Ellos más que risa, me causan sensaciones de índole escatológica que sería poco conveniente discutir aquí.-

sábado, 14 de junio de 2008

Sweet Dreams

Tratar de dormirme esforzandome para acordarme cuándo fue la última vez que dormí con la persona que quiero dormir y no quiere dormir conmigo parece ser más relajante que dormir con esa persona. Lo he comprobado.
(Cosa e' mandinga)

Esa Mujer

Consideré unánimemente que después de las semanitas que había tenido, me merecía una cartera. Considere que la inflación y yo estábamos cabeza a cabeza en grado de peligrosidad y me fui muy resuelta a una casa de carteras que me gusta mucho, dispuesta a gastar la plata que debo en algo que no necesito. Es decir, fui a ser mujer un rato. Por suerte, una amiga que es más mujer que yo (o que va más seguido de compras que yo) me acompañó.
Íbamos entonces, felices las dos, por Santa Fe. Olvidándonos de lo mucho que debíamos estudiar, nos adentramos en el consumismo de las vidrieras llenas de britishs cuadrilles y pulloveres de manga corta (¿?) ((Nota mental: si eso no es el sinsentido posmodernista, el sinsentido posmodernista dónde está)). En fin. En el trayecto, ella me contaba un nuevo capítulo de la historia de una compañera de trabajo de ambas. Ella (digamos que se llamaba Vanesa) entró a la empresa el mismo día que yo y desde ese momento (hace ya unos eternos dos años y medio) se acostó con siete de los hombres que trabajan con nosotros. Su última adquisición fue un amigo de mi amiga. A todo esto, Vanesa se acaba de separar del novio, con el que estaba hacía nueve años… con lo cual… en fin. Mi amiga me contaba el dialogo con su amigo, que, casado hace 15 años, negó sistemáticamente lo sucedido hasta esta conversación:
El: ¿de qué te reís?
Ella (mi amiga): De lo que se ríen todos
El:¿y eso qué es?
Ella: Que te estás acostando con Vanesa
El: ¿Quién te dijo eso?
Ella: Qué importa
El: Eso no es cierto
Ella: Vanesa me lo dijo
El: Ah. Bueno, es cierto.
Así las cosas, mi amiga recordó (en algún lugar entre Pueyrredón y Callao) que en una conversación con su amigo (el casado que niega y afirma con más facilidad que los casados con los que yo suelo relacionarme, lo que ya es mucho decir) hace un tiempo ella le dijo: “Vanesa es el tipo de mujer por la que los hombres dejan a sus esposas”. En ese momento, mi amiga no sabía de la relación entre su amigo y Vanesa, por lo que esa frase ahora (en algún lugar Pueyrredón y Callao) adquiría nuevo sentido. Además le dijo, en aquella ocasión “a mí me gustaría ser como Vanesa, hombre que quiere hombre con el que está”.
Caminábamos entonces debatiendo sobre la voluntad femenina cuando de pronto nos dimos cuenta que estábamos inmersas en un cacerolazo espontáneo. Primero fueron unos bocinazos, después unos golpes aislados. Para cuando llegamos a Callao y Pueyrredón vimos unas 100 personas golpeando cacerolas, aplaudiendo, y agitando banderas. “Creo que pasó algo de lo que no nos enteramos” esbocé a decir.
Nunca había estado en un cacerolazo. Este fue muy raro, a decir verdad. La gente bien golpeando cacerolas bien en un barrio bien. “Esa negra de mierda no nos va cagar” empezamos a decir con mi amiga para no quedar fuera de tono. “Esa soberbia que se piensa, que nos va a pasar por arriba” “además quién sabe quién la votó” etc. Finalmente logramos huir, sanas y salvas, de tamaña expresión del sentir popular (¿?)
Cuando llegué a casa me enteré lo D’Angelis y el tole tole en Entre Ríos. Me enteré más bien de su liberación. “Al pueblo argentino le pido paz. Ya estoy libre” leí.
Horas más tarde, mientras terminaba mi monografía sobre el New Deal, pensé en Cristina. En Vanesa. En la voluntad femenina. En como hacer para que los hombres hagan lo que una quiere. En si hay que ser linda, hay que ser fácil, o hay que ser presidenta. Recordé que más de una vez yo había dicho que quería ser presidenta. Me pregunté: ¿Con cuántos hombres se habrá acostado Cristina para poder ahora meterlos presos? Pensé: La sensación de tener a un hombre gozando entre tus piernas (ese poder) debe tener mucho que ver la sensación de tener al sector más poderoso y recalcitrante de la historia argentina entre tus manos.
Esa mujer, la puta, la soberbia, la otra. ¿Esa mujer por la que los hombres se separan de sus mujeres, existe? ¿Esa mujer por la que los ricachones se rasgan las vestiduras, existe? Quizás, sospeché, sea sólo un ajuste de cuentas: Capitalistas vs. Capitalistas. Quizás, sospeche más todavía, sea sólo un ajuste de braguetas: Sexo vs. Amor. Quizás, deduje: sea solo un ajuste de terminología: Poder vs. Querer.

¿Mi cartera? No, gracias; no encontré ninguna que me gustara lo suficiente. Algunas mujeres somos, por lo menos, un poco más selectivas con nuestra voluntad.-

martes, 10 de junio de 2008

Seguís siendo mi margarita

(La histeria tiene un límite , la historia no.)


Que me querés
Que no me querés
Que me crees
Que no me crees
Que me creas
Que no me creas
Que me cerras
Que no me cerras
Que me quemas
Que no me quemas
Que me quebras
Que no me quebras
Que te quedas
Que no te quedas


Que me quieras
Alguna vez.
(¿Podrá ser?)

jueves, 5 de junio de 2008

(PAP) – Psicópatas Anti Psicología

Ay! El sistema capitalista: cuando un obrero (o un grupo de ellos) se da cuenta que lo están por despedir (o flexibilizar), hace una huelga; cuando un desocupado se da cuenta que a nadie le importa que siga siendo desocupado, hace un piquete; cuando un docente se da cuenta que su sueldo no le sirve ni para comprar los libros para dar clases, hace paro. Cuando un psicólogo percibe que estas por dejar terapia, te deja hecha mierda.
Iba entonces caminando por Pedriel pensando en cómo hacer para librarme de esa psicópata que tengo como psicóloga cuando recordé aquella frase que mi madre me decía en la infancia (no sé por qué de pronto hablo tanto de mi infancia, debe ser que como en terapia estoy todo el tiempo hablando de lo infantil de mi vida adulta, se me olvida lo infantil de mi infancia), me decía mi madre: “vos tratas mal a los te quieren y le chupas el culo a los que te tratan mal”. Qué frase eh? Traigan el mármol, por favor. Más bien traigan mi cerebro, porque parece que ahí fue tallada tamaña máxima. De hecho, 10 años después la loca que tengo por analista me dice lo mismo pero con palabritas más lindas. La odio! La odio! Pensaba, cuando entre al Británico para una placentera sesión con mi ginecólogo.
Saque número y me senté. Me senté y me dormí. Me dormí y me despertó la señora sentada a mi lado en la sala de espera. Me dijo: “nena, ¿no te llamaron? Porque vos estás durmiendo” Lo extraño del asunto fue que me lo dijo en un tono reprochón, como si le hiciera algo a ella por estar durmiendo. No recuerdo haber roncado ni babeado su saco, señora, ¿quele molesta?, pensé. No obstante, haciendo gala de mi habitual simpatía para con los desconocidos (que redunda en mi desconocido hábito de la simpatía) le contesté: Señora, no estaba durmiendo, estaba en el limbo. No me llamaron.
A los tres minutos de estar explicándole a la señora que hace años tengo la capacidad de dormirme en cualquier parte (porque quiero escaparme de cualquier parte) y no me duermo del todo (porque gracias a mis psicópatas nunca pude escaparme del todo) me llamó el ginecólogo. (Touché vieja, touché)
-Qué pálida que estás, ¿qué te pasa?
-Nada, estaba en el limbo
-(leyendo el informe del PAP) lalaicia y pepeturicia (O algo parecido carente totalmente de sentido para mi pobre estructura cognitiva)…. Tenés que venir en 3 meses
-(¿?) o sea, todo bien?
-No, no, lalaicia y pepeturicia, tenés que venir en tres meses
-¿Pero eso es grave?
-No, tenes que venir en tres meses Y COME EH? QUE ESTAS MUY FLACA Y TE BAJAN LAS DEFENSAS.
Cuando salí del consultorio, despiadadamente en el limbo entre la salud y la enfermedad, entre las psicópatas y las psicólogas, entre tratar bien a las viejas que me quieren (y me avisan cuando me estoy durmiendo y/o escapando de la realidad) o chuparle el culo a los que me tratan mal (que me dicen que me estoy durmiendo y/o escapando de la realidad), decidí ir a comprarme un desayuno potente. No vaya a ser cosa que encima me enferme y me pierda mi próxima sesión de terapia.-
-In love we (still) trust-