Fui a ver la película “must” de la temporada. Me puse mi cartera nueva (al fin encontré una que se ajustara a mi sentido de la femineidad…) y un poco de perfume, y me dispuse con unos entrañables amigos (que también son un “must” en mi vida) en uno de esos cines a los que voy una vez al año (cuando la ocasión o la voluntad de otros a invitarme lo amerita).
Como toda película hollywoodense (y más si trata de mujeres) (y más si trata de amor) la película “must” tiene un momento “crying”. Tiene unos cuantos, a decir verdad. Sin embargo, a la hora y pico de que mis amigos confirmaran que “no tengo sentimientos” porque no se me había movido un pelo; el malo de la película envía un e-mail de amor. Debe ser que estoy esperando uno hace días, o semanas, o meses. O porque el malo de la película finalmente dice lo que estoy esperando que me digan hace años: “la cagué pero te amo”. No se por qué, pero fue entonces donde descubrí que estaba siendo presa de un momento “crying” y percibí que, sutilmente, una lágrima arrimaba a mi pupila. Claro que si yo caí en la trampa del momento “crying”, no fui la única. La chica que teníamos sentada al lado se despachó con un grito de congoja ensordecedor que me impidió seguir experimentando sensaciones de tristeza para empezar a experimentar sensaciones de vergüenza ajena.
El grito de la chica fue tan ridículo, tan vergonzoso, que empecé a reírme a más no poder, pero como estábamos en el cine (la película seguía) y la chica estaba sentada al lado (justo al lado) no podía reírme a carcajadas, entonces quise disimular la carcajada, infructuosamente. Además, como el momento “crying” continuó, el sonido de la película era poco y suave, con lo cual se hubiera notado mucho que mi risa se refería al llanto de la loca que tenía por vecina de asiento. Por lo que, al tanto contener mi reir, empecé a llorar de risa. Dado que se me confundieron las lagrimas de risa y de llanto, todo el momento quedó desfigurado. Hasta que empecé a toser (porque también además de estresada y triste, estoy enferma). Después de unos 10 minutos de conjugar sentimientos contradictorios con fluidos otorrinolaringológicos, pude seguir viendo la película. Claro que luego, evite emocionarme.
Y bien, así fue que una imbécil me arruinó mi momento sensible de la semana. Sí, también hay otros imbéciles por ahí que se empeñan en arruinarme la semana o directamente se las ingenian para arruinarme la sensibilidad por completo. Pero esa es otra historia. Ellos más que risa, me causan sensaciones de índole escatológica que sería poco conveniente discutir aquí.-
2 comentarios:
que lindo leer 3 post seguidos... jajajaja, muy gracioso muy gracioso... estabamos como en escalerita, lety sin sentimientos, yo q llore 2 veces, ana q lloro 4 y la llorona q nos arruimo el momentos must para crying... muy bueno la verdad !! te amo lety...
jajajajaja. esta bueno contextualizar. conocer el cine, conocer a tus must amigos y conocer esa clase de chica.
me imagine la situación y no sé si me reí tanto como vos, porque cuando una no tiene que contenerse, la risa dura menos, pero la verdad que es super gracioso imaginarse esa escena... y la mezcla de risa llanto y tos sí que la viví... es realmente buena!
tranquila, sabé que yo no hubiera llorado ni una vez tampoco :p
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