(Esta fiesta con amigos y sin tí)
Es sabido que los hombres tienen una visión de la amistad bastante diferente a la de las mujeres. Pero también es sabido que lo sabido ha de ser aprendido, en situaciones cognitivas que dejan una impronta tal en nuestro sistema que perdura en el cuerpo y cerebro para que configuremos el famoso “sentido común” que, mas allá de ser el menos común de todos, siguen rigiendo los patrones de conducta de aquellos que deciden segregarse por género.
***
Había una vez tres hombres. Tres amigos inseparables que cumplían años el mismo mes. Y decidieron festejarlo a lo grande. Ahora, que tenían 24. No vieron necesario esperar a los 30 porque “estaban en el mejor momento de sus vidas” (SIC). Entonces lo festejaron “con el glam de División Miami” (SIC) y “tiraron la casa por la ventana” (SIC). Lamentablemente presencié tamaño acontecimiento hace un par de semanas, en un boliche en Lavalle cerca del bajo.
En realidad fui porque mi amiga me dijo que me iba a presentar un chico muy lindo (el cuarto hombre en cuestión) en el cumpleaños de sus tres mejores amigos (con dos de los cuales se había acostado) que se pasaban con mi amiga un mes cada uno (lo cual no generaba ningún tipo de conflicto para nadie) dependiendo del ánimo de mi amiga (lo que generaba que yo tuviera que ir a la fiesta para que no se acostara con el tercero).
Al llegar al súper boliche top donde los mosqueteros del placer hacían su fiesta división Miami a mi amiga no se le ocurrió mejor idea que ponerse a bailar con mi pseudo pretendiente hasta besarlo. Mi único contacto con él fue cuando ella me dijo: “Este es Juan”, señalando a un hombre bien agraciado que lejos, muy lejos de mi target de vago-depresivo-drogadicto ostentaba cara de chico sano y saludable. Eso fue todo.
Tras presentármelo, mi amiga se lo llevó a un rinconcito y empezó a dejarse llevar por la situación.
(En estos casos me imagino un camión de la policía enorme que dice SITUACIÓN gigante en letras negras y levanta y detiene gente por la calle)
Mientras mi amiga bailaba con Juan (cuando todavía no se sabía si me lo iba a presentar finalmente); otra amiga, que de casualidad también fue invitada al evento me dijo:
-Let, cuando un target no funciona, hay que cambiar de target
Unas horas mas tarde, cuando había decidido (o mi amiga había decidido por mí) que mi target seguía siendo el mismo, empecé a bailar suelta de cuerpo arriba del sillón blanco del súper vip del súper boliche fashion. Alguien había regalado alcohol y deduje que debía festejar con todos el “mejor momento” de la vida de los demás.
Luego de un rato se me acercó un hombre con cara de simpatía.
-Vos tenés cara de que te gusta The Cure, me dijo
Cuando todavía no me había recuperado de tal asociación me hizo una de las preguntas más simples y más ridículas de todos los tiempos:
-¿Y a vos qué te gusta hacer?
Todavía no sé qué responderle. Aunque tendría que haber dicho: me gusta sentirme buena soportando cosas que alguna vez (cuando menos te lo esperes) voy a reprochar. Me gusta sentir que soy mejor persona que los demás y por ende me doblego ante la desfachatez ajena.
Entonces recordé lo que Schilder (el de la lista) le dice a un jerarca nazi que está a punto de matar a su sirvienta judía porque derramó la sopa :
-Perdonar también es poder
***
Unas semanas después, mi amiga (que finalmente durmió con el tercero después de estar toda la noche besando al cuarto para darle celos al primero y al segundo) me dice:
-Estas haciéndote mierda con ese hijo de puta
Resulta que duermo con el hombre equivocado.
Resulta que lo perdoné (porque soy demasiado buena, demasiado tolerante, o demasiado poderosa)
Resulta que sigue siendo mi target (porque algunas cosas nunca cambian, aunque algunas cosas lo cambien a uno)
Resulta que sigue siendo mi debilidad.
Y de pronto me pregunto ¿Y si este es el mejor momento de mi vida? ¿Con qué compararlo? ¿Cómo saberlo?
Por las dudas, ya organicé con otra amiga una mega fiesta para mi cumpleaños en septiembre.
RSVP
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Había una vez tres hombres. Tres amigos inseparables que cumplían años el mismo mes. Y decidieron festejarlo a lo grande. Ahora, que tenían 24. No vieron necesario esperar a los 30 porque “estaban en el mejor momento de sus vidas” (SIC). Entonces lo festejaron “con el glam de División Miami” (SIC) y “tiraron la casa por la ventana” (SIC). Lamentablemente presencié tamaño acontecimiento hace un par de semanas, en un boliche en Lavalle cerca del bajo.
En realidad fui porque mi amiga me dijo que me iba a presentar un chico muy lindo (el cuarto hombre en cuestión) en el cumpleaños de sus tres mejores amigos (con dos de los cuales se había acostado) que se pasaban con mi amiga un mes cada uno (lo cual no generaba ningún tipo de conflicto para nadie) dependiendo del ánimo de mi amiga (lo que generaba que yo tuviera que ir a la fiesta para que no se acostara con el tercero).
Al llegar al súper boliche top donde los mosqueteros del placer hacían su fiesta división Miami a mi amiga no se le ocurrió mejor idea que ponerse a bailar con mi pseudo pretendiente hasta besarlo. Mi único contacto con él fue cuando ella me dijo: “Este es Juan”, señalando a un hombre bien agraciado que lejos, muy lejos de mi target de vago-depresivo-drogadicto ostentaba cara de chico sano y saludable. Eso fue todo.
Tras presentármelo, mi amiga se lo llevó a un rinconcito y empezó a dejarse llevar por la situación.
(En estos casos me imagino un camión de la policía enorme que dice SITUACIÓN gigante en letras negras y levanta y detiene gente por la calle)
Mientras mi amiga bailaba con Juan (cuando todavía no se sabía si me lo iba a presentar finalmente); otra amiga, que de casualidad también fue invitada al evento me dijo:
-Let, cuando un target no funciona, hay que cambiar de target
Unas horas mas tarde, cuando había decidido (o mi amiga había decidido por mí) que mi target seguía siendo el mismo, empecé a bailar suelta de cuerpo arriba del sillón blanco del súper vip del súper boliche fashion. Alguien había regalado alcohol y deduje que debía festejar con todos el “mejor momento” de la vida de los demás.
Luego de un rato se me acercó un hombre con cara de simpatía.
-Vos tenés cara de que te gusta The Cure, me dijo
Cuando todavía no me había recuperado de tal asociación me hizo una de las preguntas más simples y más ridículas de todos los tiempos:
-¿Y a vos qué te gusta hacer?
Todavía no sé qué responderle. Aunque tendría que haber dicho: me gusta sentirme buena soportando cosas que alguna vez (cuando menos te lo esperes) voy a reprochar. Me gusta sentir que soy mejor persona que los demás y por ende me doblego ante la desfachatez ajena.
Entonces recordé lo que Schilder (el de la lista) le dice a un jerarca nazi que está a punto de matar a su sirvienta judía porque derramó la sopa :
-Perdonar también es poder
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Unas semanas después, mi amiga (que finalmente durmió con el tercero después de estar toda la noche besando al cuarto para darle celos al primero y al segundo) me dice:
-Estas haciéndote mierda con ese hijo de puta
Resulta que duermo con el hombre equivocado.
Resulta que lo perdoné (porque soy demasiado buena, demasiado tolerante, o demasiado poderosa)
Resulta que sigue siendo mi target (porque algunas cosas nunca cambian, aunque algunas cosas lo cambien a uno)
Resulta que sigue siendo mi debilidad.
Y de pronto me pregunto ¿Y si este es el mejor momento de mi vida? ¿Con qué compararlo? ¿Cómo saberlo?
Por las dudas, ya organicé con otra amiga una mega fiesta para mi cumpleaños en septiembre.
RSVP