Mis amigos me acompañaron al cumpleaños de mi íntimo la otra semana en El Pato. Era en una quinta muy lejana de la civilización donde nos propusimos olvidarnos de todas nuestras obligaciones y disfrutar del aire libre.
Como siempre sucede en estas ocasiones, el clima decidió nuestros destinos: Llovió, nos mojamos. Salió el sol, nos secamos. Hizo frio, nos enfermamos. Hizo calor y ellos se tiraron a la pileta porque yo me había olvidado la malla.
-Como te vas a olvidar la malla, sos terrible
-Emh, me olvidé los anteojos de sol, el protector y la toalla, también
-Aha! Estamos en una quinta, ¿lo notaste?
-Seh… pero yo soy más tímida de lo que parece
-Por cierto, nunca te vi en malla
-Mhh.. no, claro que no
-Pero hace diez años que te conozco y nunca te vi en malla
-Claro
-¿Pero qué tenés?
-Un culo horrible, ¿qué voy a tener?
-Eeehhh.. ¿tan feo es?
-Si era feo hace diez años imaginate ahora.
La verdad es que la pasamos muy bien, los tres. Alejados de nuestras realidades cotidianas hacíamos cuentas sobre la cantidad de homosexuales que debería haber entre nosotros, dado que según mi amigo siempre hay 2 por cada 50 personas. Aparte, tomamos cantidades industriales de cerveza, y comimos cantidades industriales de asado.
A ella eso le repercutió unos días después, así que se enfermó y no fue a trabajar. A él, bastante antes, así que tuvo que vomitar en pleno descampado Patense. A mi, extrañamente, no me dio dolor de panza ni nada. Y eso que viví situaciones bastante extremas, a saber:
-Que el amigo de la ex de mi íntimo me mirara de arriba abajo con un scanner pensando “todas las cosas que tengo que contarle a mi amiga”
-Que la amiga de la ex de mi íntimo me mirara de arriba abajo con un scanner con cara de “chiruzita no me vengas a hablar que te vomito en la cara”
-Que el amigo íntimo de mi íntimo me dijera abiertamente que tendría que irme a vivir con el, que qué estaba esperando
-Que viniera mi íntimo cuando yo tenía un bebé en brazos y me diga delante de todo el mundo “que lindo te queda, tengamos uno”
-Que la abuela de mi íntimo tratara de definir mi status amoroso frente al abuelo, y sin poder enunciar ningún rótulo me dejara a mí a la buena del señor con un señor bastante bueno que no entendió demasiado (como yo tampoco a esa altura)
-Que una nena demasiado linda para estar con un amigo de mi íntimo se quejara de los pedos que se había tirado éste en la carpa
-Que se hiciera demasiado tarde para irme a estudiar, entonces podría fumar un último, ya que estamos. Pero entonces terminé yendo a estudiar fumada.
Después de semejantes exabruptos a mi ecosistema espiritual, me fui a estudiar con mis amigos, fumada y extasiada de tanta intimidad. Por suerte teníamos un final 4 días después. Lo que me permitió fácilmente hacer borrón y cuenta nueva de todo lo que había pasado. Ahora que lo pienso, hubiera sido menos traumático llevar la malla, ¿no?
Como siempre sucede en estas ocasiones, el clima decidió nuestros destinos: Llovió, nos mojamos. Salió el sol, nos secamos. Hizo frio, nos enfermamos. Hizo calor y ellos se tiraron a la pileta porque yo me había olvidado la malla.
-Como te vas a olvidar la malla, sos terrible
-Emh, me olvidé los anteojos de sol, el protector y la toalla, también
-Aha! Estamos en una quinta, ¿lo notaste?
-Seh… pero yo soy más tímida de lo que parece
-Por cierto, nunca te vi en malla
-Mhh.. no, claro que no
-Pero hace diez años que te conozco y nunca te vi en malla
-Claro
-¿Pero qué tenés?
-Un culo horrible, ¿qué voy a tener?
-Eeehhh.. ¿tan feo es?
-Si era feo hace diez años imaginate ahora.
La verdad es que la pasamos muy bien, los tres. Alejados de nuestras realidades cotidianas hacíamos cuentas sobre la cantidad de homosexuales que debería haber entre nosotros, dado que según mi amigo siempre hay 2 por cada 50 personas. Aparte, tomamos cantidades industriales de cerveza, y comimos cantidades industriales de asado.
A ella eso le repercutió unos días después, así que se enfermó y no fue a trabajar. A él, bastante antes, así que tuvo que vomitar en pleno descampado Patense. A mi, extrañamente, no me dio dolor de panza ni nada. Y eso que viví situaciones bastante extremas, a saber:
-Que el amigo de la ex de mi íntimo me mirara de arriba abajo con un scanner pensando “todas las cosas que tengo que contarle a mi amiga”
-Que la amiga de la ex de mi íntimo me mirara de arriba abajo con un scanner con cara de “chiruzita no me vengas a hablar que te vomito en la cara”
-Que el amigo íntimo de mi íntimo me dijera abiertamente que tendría que irme a vivir con el, que qué estaba esperando
-Que viniera mi íntimo cuando yo tenía un bebé en brazos y me diga delante de todo el mundo “que lindo te queda, tengamos uno”
-Que la abuela de mi íntimo tratara de definir mi status amoroso frente al abuelo, y sin poder enunciar ningún rótulo me dejara a mí a la buena del señor con un señor bastante bueno que no entendió demasiado (como yo tampoco a esa altura)
-Que una nena demasiado linda para estar con un amigo de mi íntimo se quejara de los pedos que se había tirado éste en la carpa
-Que se hiciera demasiado tarde para irme a estudiar, entonces podría fumar un último, ya que estamos. Pero entonces terminé yendo a estudiar fumada.
Después de semejantes exabruptos a mi ecosistema espiritual, me fui a estudiar con mis amigos, fumada y extasiada de tanta intimidad. Por suerte teníamos un final 4 días después. Lo que me permitió fácilmente hacer borrón y cuenta nueva de todo lo que había pasado. Ahora que lo pienso, hubiera sido menos traumático llevar la malla, ¿no?
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