martes, 7 de abril de 2009

Todos somos culpables alguna vez

Haciéndome un preciado hueco en mi agenda, el otro día ví una peliculita argentina linda. Se llama “La Ronda” y aunque actúa (mal, cómo sino) la hija de Moria, la idea me gustó.

Resulta que hay unos cuantos personajes y todos se relacionan sin saberlo. ¿Muy Amores Perros? Quizás. La novedad (o por lo menos lo que yo encontré de diferente) fue que esta vez la relación (o la no relación) entre los personajes tiene que ver con una compensación cósmica.
Me explico: primero se lo ve al personaje A siendo el villano de una relación y después se lo ve siendo la víctima del personaje B que primero fue la victima de otro personaje C…

Me gustan las compensaciones cósmicas, me hacen pensar que el universo está ordenado de alguna manera que aunque no comprendo, existe como manera de orden cósmico del universo (eso no se enseña en la facultad, disculpen). Me gusta pensar que quien no te ama ha de ser des-amado por otro. Que quien te caga, sea en el ámbito que sea (amoroso, laboral, etc…) ha de ser cagado por otro. Además, me desliga de bastantes responsabilidades vengativas: ya se ocupará el mundo de cagarte, querido, ahora salí del medio que estoy haciéndome la manicure.

En resumen; me gustó la peliculita que piensa que existe el merecimiento. Que existe el orden cósmico. Que dentro del caos, la justicia sigue siendo posible.
Para ateos como yo, eso ya es un gran paso.

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